(Intro – guitarra espesa, lenta, clima nublado)
Un pan tibio…
Una marea...
Y los tres…
más colgados que antena de colectivo.
(Verso 1)
Era Mar del Plata o un sueño masticado,
Estambul hablaba solo, Peluchón miraba el mar,
yo tenÃa una hamburguesa… medio devorada,
y un bajón existencial con gusto a cheddar y ansiedad.
Las gaviotas reÃan, o tal vez era el viento,
habÃa una Coca tibia que parecÃa licor.
Y entre mordida y mordida…
sentà que el tiempo se apagó.
(Estribillo – voz rasposa, riff pegado)
¡Estamos anestesiados!
Con ketchup en los dedos y el alma en stand-by.
Tres sombras hamburgueseras,
flotando en el humo de la Bristol sin paz.
¡Estamos re tomados!
Ni la mostaza nos puede ordenar.
Y en el pan con carne y pena,
¡nos vamos dejando arrastrar!
(Verso 2)
El Estambul decÃa que vio una sirena,
yo le creà porque el hambre no perdona.
Peluchón filosofaba con la mayonesa,
y yo escribÃa en la servilleta: "La vida no perdona."
La arena nos tragaba, como si fuéramos parte,
de un ritual medio punk, medio fiambre espiritual.
Mar del Plata nos miraba desde su cartel azul,
y nosotros, en la banquina, con olor a humo y cruz.
(Puente – casi susurrado, clima pesado)
¿Y si esta hamburguesa… es un portal?
¿Y si el Pelu no existe… y el Estambul es real?
¿Y si en vez de mordidas… estamos siendo mordidos…
por un recuerdo que no quiere terminar?
(Estribillo final – explosión cruda)
¡Estamos anestesiados!
Con los ojos rojos y el alma sin sal.
¡Tomados por el bajón eterno!
Que se sirve en bandeja de metal.
¡Estamos en Mar del Plata!
Pero no sabemos volver.
¡Porque el pan se desarma en la mano…
como un sueño que no quiere ceder!
(Outro – solo de guitarra sucia y lenta)
Y si me preguntás qué pasó esa tarde…
solo te puedo decir…
que tenÃa hambre.
Y no solo de comida.