La familia Jaramillo tiene un gran patrón de corazón bueno es un señorón De Ojocaliente vino, Zacatecas lo vio nacer de niño cambió su tierra, pa’ la ciudad fue a crecer. Con las manos bien firmes y el corazón trabajador, levantó sueños con madera y con sudor. Fue albañil , y de gran pasión, construyendo paso a paso su camino y su misión. El béisbol fue su alegría, los animales su hogar, y en el rancho allá en Olmos, hoy trabaja sin parar. ¡El Jefe de Jefes, un ejemplo de verdad! Con su gorra y su sonrisa, sigue firme sin parar. Honestidad en el alma, nobleza en el corazón, un señor de los que quedan, con respeto y con honor. Cuatro hijos lo acompañan, su legado es su raíz, les enseñó que el trabajo es también forma de amar. No presume de su vida, pero al verlo caminar, se le nota la grandeza que no todos pueden dar. No ha buscado los aplausos ni portarse como rey, pero cada que cruza, deja huella de su ley. Hoy cuenta sus recuerdos, su vida y su pasión porque Don Jaramillo es motivo de emoción. ¡Ay qué viva Don Pablo, que Dios le dé mucho más! Por su historia y su camino, por su forma de enseñar. Desde el rancho hasta la ciudad, su ejemplo sigue de pie, porque hombres como Don Pablo, no se olvidan, ¡ni de ayer!