Estrofa 1 Ay Tláloc, señor del cielo, te cantamos con respeto, la milpa ya está sedienta, y el campo ya está deshecho. Que tu nube nos abrace, y que caiga tu reflejo, gotas puras de la vida, que renueven nuestro suelo. Coro ¡Llueve, llueve, padre mío! desde el cerro hasta el río, que florezca la esperanza, que reviva el maizal. ¡Llueve, llueve, gran señor! danos vida y bendición, que tu canto entre en la tierra como un rayo de tambor. Estrofa 2 En los surcos ya te llaman, con tambores y copales, con danzantes de esperanza, y los rezos ancestrales. El ayate está tendido, y el jade se ha despertado, escucha, Tláloc querido, nuestro canto sagrado. Coro ¡Llueve, llueve, padre mío! desde el cerro hasta el río, que florezca la esperanza, que reviva el maizal. ¡Llueve, llueve, gran señor! danos vida y bendición, que tu canto entre en la tierra como un rayo de tambor. Cierre (verso final) Cuando cae tu bendición, canta el grillo su canción, y en la milpa crece el sueño del corazón del sol.