Desde el día en que llegaste, cambiaste mi estación, te juro que

Desde el día en que llegaste, cambiaste mi estación, te juro que en tus ojos encontré mi dirección. Y aunque a veces me perdí, princesa, no dudé, que sos el faro firme que no supe ver. Cocinando entre silencios, vos sabías esperar, tu abrazo era refugio cuando no supe amar. Hoy entiendo lo que duele, lo que no valoré, y aunque haya sido tarde, yo volví de pie. Venezolana de fuego, de coraje y de verdad, salimos del aeropuerto y me tomaste de la mano, y supe que eras el amor de mi vida. En esa plaza decidí pedirte matrimonio, porque sabía que eras mi compañera, mi amiga, mi esposa para toda la vida. Princesa, amor, no hay noche que no escuche tu voz, aunque el viento me alejara, sigo siendo el que te amó. Princesa, amor, si algún día el tiempo nos perdonó, quiero bailarte esta vida, donde sea que estés vos. No traigo promesas locas, traigo el alma de verdad, aprendí que el que se ama, también sabe reparar. Vos fuiste luz en mis sombras, y en silencio me esperás, aunque estés lejos, princesa, yo no dejo de llamar. Princesa, amor, no hay noche que no escuche tu voz, aunque el viento me alejara, sigo siendo el que te amó. Princesa, amor, si algún día el tiempo nos perdonó, quiero bailarte esta vida, donde sea que estés vos. Y si no volvés conmigo, igual te voy a cuidar, en mi alma hay una reina… que nunca voy a olvidar.