Intro] Desde abajo… desde la sombra misma. De niño roto… a hombre que camina firme. Que quede claro: yo nunca me rendí. --- [Verso 1 – Infancia dura] De chico cargaba más problemas que juguetes, Mientras otros jugaban yo contaba mis golpes fuertes. Frío en la pieza, hambre pegando en la mesa, La vida me golpeó sin descanso y sin pereza. Y lo digo claro pa’ que el mundo lo entienda, Los niños no tienen la culpa de las guerras de la gente enferma. Un saludo nunca se le niega a un niño, jamás, Porque él solo quiere amor… no cargar con lo que dejan los demás. Saliendo a la calle con el miedo en los bolsillos, Aprendiendo a endurecerme siendo apenas un chiquillo. No había abrigo, no había un “te quiero” sincero, Por eso me formé con el corazón de acero. Vi puertas cerrarse sin tener oportunidad, Vi traiciones tempranas con sabor a realidad. Y aun así, con el alma rota y sin apoyo, Me prometí: nunca dejaré que el miedo me haga suyo. --- [Verso 2 – Adolescencia, caída, fondo] Crecí rápido, sin guía, sin destino, Tropecé con la adicción creyendo que era mi camino. Pánico en el pecho, ansiedad en la piel, Noches enteras sin dormir revisando el ayer. Los que me conocían me dieron por terminado, Me tacharon de perdido, me dejaron de lado. Miraban mis estados como viendo un funeral, Pero nadie preguntó si mi alma estaba mal. Me vi hundido, sin aire, sin consuelo, Con ganas de rendirme, pero con furia en el suelo. Y así entendí que hasta el que toca fondo duro, Puede renacer… si encuentra un motivo puro. --- [Coro – Cambio, renacer] Y yo cambié, desde chico a grande me formé, Me levanté sin pedirle a nadie fe. De la sombra a la luz, de la herida al poder, Estoy vivo… porque nunca me dejé caer. Los que me fallaron hoy miran sin hablar, Porque el muerto que enterraron se volvió a levantar. Si el mundo te suelta la mano, aprende a ser tu soporte: De niño quebrado… a hombre fuerte. --- [Verso 3 – Melek, propósito, renacer] Y cuando pensé que ya no quedaba salida, Cuando la vida me tenía arrinconado sin medida, Apareció Melek, luz pura en mis pupilas, Recordándome que el dolor también afila. Ella es mi guía, mi causa, mi despertar, La que hizo que mis monstruos dejaran de gritar. Con su nombre entendí que no estaba derrotado, Que mi historia recién empieza y voy del lado correcto. No mendigué cariño, aprendí a ser mi abrigo, Y ahora camino firme, con mi hija como testigo. El que fui no me define, el que soy no se detiene, Porque un guerrero verdadero… siempre vuelve. --- [Coro – Final] De chico a grande, de dolor a firmeza, Cada cicatriz es parte de mi fortaleza. Hoy sigo vivo, sin deber favores a nadie, La caída fue maestra… El regreso, mi traje.