Domingo en misa, todo es oración, Vestida de blanco, sin tentación. Manos al cielo, Biblia en la mano, Hablando del bien, de amor cristiano. Pero cuando la luna empieza a brillar, Se arrodilla… ¡pero no pa' rezar! Me susurra versos con devoción, Luego me arranca la bendición. Un minuto es pura y quiere rezar, Al siguiente grita: "¡Ven a pecar!" ¡Santa de día, diabla de noche! Cuando oscurece, su fe se esconde. En el sofá, en el avión, Hasta en el tren y en el confesión. En la cocina, en el cine, ¡Hasta en el Vaticano—Dios me cuide! En su grupo, habla de moral, Sermones de vida espiritual. Pero a la noche, le da calor, Me dice: "Amor, quítame el pudor." En un taxi, en la estación, Hasta en la fila del migración. Dice: "Bebé, hay que ser discreta," Luego me agarra en la bicicleta. Con un rosario colgado al cuello, Grita: "¡Soy tu ángel, dame tu fuego!" ¡Santa de día, diabla de noche! Cuando oscurece, su fe se esconde. En el sofá, en el avión, Hasta en el tren y en el confesión. En el baño, en el museo, Hasta en la boda de su tío Teo. Era demasiado, no lo niego, A veces creía que iba a estar ciego. Pero aunque casi pierdo la razón, Aún la extraño en mi colchón. Ahora es esposa, todo formal, Rezando con un nuevo rival. Pero sé que cuando apaga la luz, Sueña con repetir nuestro blues. ¡Santa de día, diabla de noche! Extraño el pecado de medianoche. En el teatro, en el avión, Hasta en la casa del sacristón. Si me llama, no diré que no, Porque santa o diablo, ¡siempre fue mi amor!