Érase una vez, en una ciudad del Este de los Estados Unidos, existÃa un mago que frecuentaba una taberna para compartir con los amigos y beber unas cuantas cervezas. Un lunes en la tarde, el mago llegó a la taberna y pidió una cerveza. La mesera atenta y amable sirvió al mago la cerveza. El mago en ese momento no estaba acompañado, solamente a su alrededor se encontraban algunas personas que lo conocÃan. El mago disfrutaba beber su cerveza escuchando música que en la rockola sonaba, mientras que las otras personas platicaban y bebÃan sus cervezas. De repente, el mago pidió otra cerveza a la mesera, quien inmediatamente lo atendió tratando de retirar la botella vacÃa. Al sujetar la botella, la mesera se dio cuenta de que la botella se habÃa desfigurado. Es decir, se miraba como si el mago la habÃa sujetado con mucha fuerza y la habÃa doblado. La mesera sorprendida tomó la botella, y la colocó en un estante en donde de manera ordenada colocan las botellas de vino, cervezas y todo tipo bebidas alcohólicas. El mago después de beber algunas cervezas abandonó la taberna; iba ebrio y silbando una de sus canciones favoritas.
A la semana siguiente, el mago llegó a la taberna nuevamente y pidió a la misma mesera una cerveza, pero antes preguntó por la botella vacÃa. La mesera se recordó de la botella y al verla, se dio cuenta que estaba llena de cerveza. Ella sorprendida le preguntó al mago si querÃa beber de esa misteriosa botella. El mago sonriente le dijo que esa botella era mágica. La mesera no lo podÃa creer y quedó asombrada de dicho evento. Desde ese dÃa cada vez que el mago llega a la taberna, pregunta, por la botella mágica.