En silencio y oración, mi alma encontró paz.
Pero la mirada de la pasión despertó algo más.
El amor se coló, cuestionando mis votos. Dos pasiones chocan. Un conflicto en mi corazón: amor por el sacerdocio y pasión por Helena.
Entre la santidad y el amor, no puedo decidir. La culpa me quema el alma como un carbón encendido.
El sacerdocio es una vocación eterna. En silencio, me hundo en la depresión; estoy en este dilema, sin rumbo.
Un día, la verdad emerge; no puedo ocultarla.
Nuestro romance ahora es público. ¿Cómo puedo deshacerlo?
El obispo sugiere que lo olvide todo, me vaya a otro país, lejos, que olvide a Helena y abrace el sacerdocio.
Mi corazón arde; necesito decidir. Entre el altar y el amor de Helena, ¿qué debo hacer? ¿Seguir adelante o cambiar mi destino? Helena o el sacerdocio, un cruel dilema.
Y la respuesta es incierta, una verdadera pesadilla. Pido a Dios una señal, una luz, para encontrar la salida de esta pesada cruz.
Mi alma está en ruinas. Dividida entre lo sagrado y la pasión. ¿Cómo puedo juzgar este corazón afligido?
¿Vivir el amor de Helena o seguir el camino del Señor?
El futuro es incierto, la elección es cruel, ¡tengo dos pasiones!
Y el dolor de este amor es mi dilema.
¡Perdóname, Señor, pero no puedo vivir sin ella!
¡Perdóname, Señor, pero no puedo vivir sin el amor de Helena!